Escribo porque las ideas siempre van más rápido que la razón y la expresión.
escribo porque descubro sentimientos guardados, sitios inexplorados de mi cabeza y mi personalidad.
escribo porque cuando lo hago, dejo de ser yo y me convierto en quien quiero ser.
porque cuando encuentro escritos de hace tiempo, no puedo convencerme de que fui yo quien se expresó de esa manera, que sintió tan intensamente, y entonces vuelvo al papel.
Escribo y viajo en el tiempo, me reencuentro con mi viejo ser y pongo en una balanza mi "yo" de antes y de ahora. Todo lo que soy y ya no. Y luego reflexiono en los "por qué" de todo aquello y recuerdo que por eso escribo. Porque mi mente desconoce después de un tiempo, pero el papel y la pluma me introducen de nuevo al ayer.
Es importante, el ayer.
